Viajar en fin de semana (de viernes tarde a domingo tarde) es también, en parte, no descansar. Y llegar a casa, y estar con todos y con buena cara. No cuenta que hayas trabajado toda la semana, que para ti también sea viernes, que estuvieras deseando que llegase el fin de semana: tienes que ver a todos. ¡Es tu deber! Y qué agenda me han preparado!
Domingo tarde: salir pronto de casa, repetir "operación aeropuerto", volver a casa, lavar ropa porque claro... hacía malo y no se iba a secar, se iba a arrugar en la maleta, "venga dale, que tienes que poner dos"... Y dejar listas las cosas del lunes, que empieza otra semana.
Y pese a todo esto: he disfrutado un montón en casa, y como siempre, esa sensación... ese pellizquito cuando el avión despega... "Hasta pronto, Bilbao". Laster arte!
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