lunes, 8 de abril de 2013

Escapada de fin de semana

"Hacía mucho que no venías..." me dice, con cierto tono de reproche, mi abuelo Miguel. Los de alrededor asienten: "si son 50 minutos..." ¡Y no! ¡No son 50 minutos! Es también ir a facturar, esperar hasta que comienza el embarque, el tiempo de vuelo (vale, aquí sí: 50 minutos), desembarcar, recoger la maleta (tiempo estimado: "depende...."). Y salir, e ir hasta casa con mi aita en el coche, momento que me genera incluso cierta ansiedad, podríamos decir. Me enferma cómo conduce, pero esto, para otro día.

Viajar en fin de semana (de viernes tarde a domingo tarde) es también, en parte, no descansar. Y llegar a casa, y estar con todos y con buena cara. No cuenta que hayas trabajado toda la semana, que para ti también sea viernes, que estuvieras deseando que llegase el fin de semana: tienes que ver a todos. ¡Es tu deber! Y qué agenda me han preparado!



Domingo tarde: salir pronto de casa, repetir "operación aeropuerto", volver a casa, lavar ropa porque claro... hacía malo y no se iba a secar, se iba a arrugar en la maleta, "venga dale, que tienes que poner dos"... Y dejar listas las cosas del lunes, que empieza otra semana.

Y pese a todo esto: he disfrutado un montón en casa, y como siempre, esa sensación... ese pellizquito cuando el avión despega... "Hasta pronto, Bilbao". Laster arte! 

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