Espuma, peinar, secador, planchas, peinar, laca, secador, cepillo redondo, planchas, planchas, "ay, me he quemado", peinar... y laca. Bienvenidos a mi rutina.
Y cuando tengo el pelo algo largo, me cuesta más. La cosa es que, en estos casi 7 años en Barcelona, no acabo de encontrar una peluquería que me guste. He probado varias: Llongueras, otra en el Guinardó, 2 de Raffel Pages (en Barcelona y en Castelldefels) y Chlöe en El Prat, donde voy últimamente.
No voy porque me haga especial gracia, sino porque, desesperada por la falta de ideas, de iniciativa y demás, pues al menos, he optado por algo super-económico.
Y es que, ¿es tan difícil encontrar un sitio donde:
- sean creativos?
- tengan iniciativa?
- sean estilosos?
¡No pido tanto! ¿O sí?
En días así, echo de menos a Karol, mi
peluquera de Bilbao, que durante años y años me ha atendido con paciencia y buen humor, pese a que no he sido una clienta fácil (ahora me he relajado bastante...).
¡Aaaaaahhhhhh! Y yo con estos pelooooosssssss!!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario